Manifest per un cristianisme de futur






Benvolgudes persones lectores de "Mar Endins",
Us vull presentar l'escrit que he enviat a la redacció. Es tracta d'un resum lliure sobre un llibre que s'acaba de publicar en francès: "Manifest pour un christianisme d'avenir" (Ed. Karthala. Paris, 2020; 180 pàg.)
 Inclou el contingut d'una jornada d'estudi, feta a París dia 5 d'octubre de 2019, que reuní 140 persones en recerca d'un cristianisme autèntic i d'una nova Església. Inclou els següents temes:
*  Proposta del bisbe Spong: "Per què el cristianisme ha de canviar o morir".
* Pensament de Joseph Moingt sobre l’esperit del cristianisme i sobre una Església catòlica encara estructurada al voltant del ministeri dels sacerdots.
* El pastor Jean-Marie de Bourqueney obre una finestra sobre la recerca de Déu com a energia i poder de vida; també presenta el protestantisme liberal i la teologia del "Process".
* Anàlisi de la crisi de l'Església a nivell del nucli del cristianisme i de la forma d'expressar fidelitat al projecte de Jesús.
* Testimoni d'algunes persones participants.
* El "Manifest per un cristianisme de futur" és creïble i va dirigit a la nostra generació.

Salutacions des de Mallorca. 

Guillem Ramis i Moneny. guiemramis@gmail.com

Comentaris

Ramon Gabarrós ha dit…
El “Manifest pour un christianisme d´avenir” recientemente puesto en el blog da pie a algunas reflexiones, dada la importancia de un escrito que recoge la propuesta de un sector cristiano en el que destacan, entre otros, la palabra y los escritos de varios obispos y teólogos críticos de diversas confesiones cristianas, en búsqueda de un cristianismo auténtico y una nueva Iglesia.
Para quienes nos acercamos a la reflexión que diversas instancias de la sociedad actual se hacen ante la crisis actual, no solo la del COVID 19, para intentar entender lo que ocurre y entendernos en ella, este Manifiesto es una ocasión para profundizar en ese debate.
Es de agradecer que el mundo cristiano ahí reflejado se exponga a ese debate abierto pues directa o indirectamente ha sido y sigue siendo parte de la configuración de nuestra sociedad secularizada y de su crisis de la cual no se libra ni el mismo cristianismo, ni la Iglesia.
Mi breve comentario lo hago en forma de preguntas y cuestiones que surgen ante tal escrito. En primer lugar llama la atención una constatación reflejada en ese Manifiesto: parece que a quien se dirige es a los mismos cristianos, diríamos a los de casa; a los cuales, se observa, que no les salen las cuentas ante una crisis de largo recorrido y que llega el momento de “cambiar o morir”. Y ante lo cual hay que “revisar” el bagage doctrinal entre otras cosas.
Ante lo cual surgen varias preguntas. La primera sobre las prioridades: ¿de qué se trata prioritariamente en el Manifiesto: de la supervivencia del cristianismo, de la Iglesia? Si es así, como se dice en el escrito, hay que “revisar” y actualizar el bagage teológico. Parece como si se dispusiese de una “reserva inagotable espiritual” a prueba de la crisis. Lo cual está muy bien para el consumo interno cristiano; pero eso es jugar con ventaja respecto a los no creyentes cuyo mundo “espiritual” en el que creían estar asentados se desmorona y sus reservas se han agotado.
Si como se viene repitiéndo con la crisis del COVID19, como epifenómeno de una crisis que no es de ahora, que toda nuestra realidad humana queda afectada y que no cabe pensar en otra realidad, normalidad, como si no hubiera ocurrido nada, la siguiente pregunta que salta es ¿en qué se siente interpelado el cristianismo, la iglesia ante la devastación de una crisis que pone en cuestión toda instalación cultura, espiritual, incluso la teológica y religiosa, en la que se creía estar fundamentados?
Sabemos, como se dice en el Manifiesto, que el cristianismo y la iglesia en cierto momento de la historia optó por un mensaje/discurso que es el que ha prevalecido en la historia cultural de occidente a costa de otros mensajes hasta hoy. Este mensaje históricamente hegemónico es el que ha contribuido a la configuración de la sociedad que tenemos y por tanto a su crisis. Cabe preguntarse entonces: ¿qué cristianismo y qué iglesia es posible que tenga en cuenta la crisis y su devastación de la que ha sido sujeto activo y también sujeto paciente?
Finalmente y es la última pregunta, ¿desde dónde puede plantearse “un christianisme d´avenir”? Aquí resuena cierta cultura cristiana de una fuerte carga orientativa hoy. Es aquella que resaltaba que antes de cambiar, de emprender una nueva vida, había que revisitar por donde habíamos estado antes; es decir, que el “avenir” tiene que ver con el pasado, con la memoria. Otra cosa es de qué memoria se ha ocupado el cristianismo y la iglesia.
Como contraste a dicho Manifiesto sugiero la propuesta que hace el teólogo J. B. Metz en su “revolución antropológica” que está recogida en este blog en el comentario del 20.4.20 a la entrada “A cuestas con una crisis que viene de lejos”; o el texto del filosofo Reyes Mate recogido parcialmente en este mismo blog bajo la entrada “Patentar la cuarentena”,5.5.20.
Debatir sobe ello puede ser clarificador; es una invitación a Guillem Ramis que tuvo la atención de brindarnos ese Manifiesto.
EM