En
muy pocos días comenzará, si no ha comenzado ya, una depresión
generalizada: de los que estamos encerrados y de los que no lo están.
Familias bi o monoparentales entre las cuatro paredes, dedicando todo su
tiempo a atender a niños demandantes de atención, progresivamente
irritables al no poder salir a desgastar energías en los parques; gente
mayor a quien la soledad y el miedo se va imponiendo sobre todas las
demás emociones; trabajadoras y trabajadores en tiempo de suspensión
o ERE, del que sospechan que no saldrán; gente desbordada en los
servicios que funcionan; quienes van al trabajo todas las mañanas sin
saber si por la tarde lo harán con el virus en su cuerpo; gente con
pequeñas empresas que las ven hundirse. Este es el panorama que nos
queda por delante: un sufrimiento que irá aumentando progresivamente
bordeando peligrosamente la desesperación general.
Esto
es lo que sabemos que ha ocurrido en China y está ocurriendo en Italia y
no nos van a servir de mucho las palabras "vamos a salir de esta", como
bien sabemos que no sirven cuando estamos en los duros momentos de la
vida. Convivir con el sufrimiento es difícil pero no es imposible.
Simone Weil distinguía entre caer en la desgracia, que era sufrir sin
comprender, y sufrir sabiendo lo que ocurre y pensando en lo que vendrá.
Su ejemplo era el sufrimiento en el parto (antes de las epidurales). No
es simplemente aguante, sino aceptación del sufrimiento.
Me
atrevo a proponer una forma de convivir con el sufrimiento: a la
vuelta, cuando salgamos a la calle y observemos la ruina social que ha
dejado la pandemia, vamos a tener como nunca la posibilidad de reordenar
nuestra sociedad y nuestra economía en direcciones sostenibles para
nuestros hijos y nietos. No aceptaremos ya que sea otra ocasión para que
aumente la desigualdad y los ricos se hagan obscenamente más ricos y
una parte creciente de la sociedad se quede en las cunetas de la
historia. Me atrevo a proponer que empleemos estos días en hacer la
lista de cosas que tenemos que cambiar. No disminuirá el sufrimiento,
cierto, pero nos ayudará a con-llevarlo.
Hay
dos palabras cuya etimología me parece iluminadora: "conspirar", que no
es otra que " cum- spirare", respirar juntos y "confabular" que no es
otra que construir un relato juntos. Usemos el tiempo para ello.
Comentaris
Però només van a treballar i s’exposen al metro aquells que necessiten imperiosament els diners.