Christiane Taubira
¿Qué le pasa a nuestra sociedad cuando ante la avalancha de racismo, xenofobia, rechazos de migrantes, supremacismos nacionales populistas,… apenas se sostienen aquellas voces que en otros tiempos marcaban una posición compartida, crítica, firme y activa ante estas situaciones de degradación colectiva?
Parece como si hubiésemos dado un paso más en una pendiente de renuncia y silenciamiento de la razón, de desactivación cultural y política dejando el campo abierto solo al vociferío demonizador de los que descaradamente se han apropiado de ese terreno sin que quede lugar para otra palabra y razón que se hagan cargo solidariamente de todos los rechazados que juntos hemos generado.
Ya no es solo asunto político sino cultural, de toda la sociedad. Como un nuevo rasgo de nuestra época del que toca estar atentos por su virulencia consentida que nos engulle sin querer.
De esta época nuestra nos habla Christiane Taubira, la ex-ministra francesa de justicia, mujer negra de origen colonial, a quien la extrema derecha (Front National) calificó de “mono” en plena Asamblea Nacional. Así hablaba Chr. Taubira:
La época parece marcada por la liberación de impulsos que la sociedad ya no es capaz de canalizar en absoluto, y menos aún intentar reprimir. Lo bueno, hoy, es claudicar. Es mucho más grave que el populismo. Procesos del inconsciente se introducen en el discurso público, sin siquiera intentar dominar como antaño la virulencia del racismo.
Hoy en día estamos orgullosos de ser racistas si bien negamos serlo. De repente, todos los antiracistas son acusados de actuar por buenos sentimientos, por generosidad, por solidaridad.
Acoger al extranjero, al refugiado queda relegado al terreno del sentimentalismo. Como si quienes defienden estos valores fuesen unos necios. Unos ingenuos que no entienden que las verdaderas víctimas son los autóctonos a los que hay que proteger contra la amenaza de los extraños.
EM
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