Voces que alertan (4): Max Horkheimer

 


Max Horkheimer, fundador y director en 1930 del Instituto de Investigación Social en Frankfurt (la conocida como “Escuela de Frankfurt”) en donde impulsó un nuevo pensar social conocido como Teoría Crítica y que tuvo que emigrar a Estados Unidos huyendo del nazismo, nos presenta unas reflexiones de los años 60 donde da cuenta de la sociedad de bienestar que emerge tras la II Guerra mundial avisando de la deriva deshumanizadora y de la desaparición del pensamiento autónomo que se estaba instalando en occidente. Parece que no hemos cambiado mucho. Sus advertencias siguen en pie y siguen iluminando nuestros tiempos actuales. Esto es lo que decía entonces:

 La lógica inmanente de la historia conduce, efectivamente, al mundo administrado. La administración total del mudo se ha hecho inevitable debido al poder creciente de la técnica, al crecimiento de la población, a la imparable reestructuración de cada uno de los pueblos en grupos rápidamente organizados, a la competencia sin escrúpulos entre bloques de poder… Los hombres no podrán desarrollar libremente sus fuerzas, sino que tendrán que adaptarse a reglas racionales y finalmente seguirán esas reglas de forma instintiva.

 Los factores sociales que determinan crecientemente la vida, la manipulación a través de los medios de comunicación, la configuración del tiempo libre, la administración como tal se hacen cada día más perfectos, igualan el comportamiento de los individuos y sustituyen la religión y la moral basada en ella en la orientación del comportamiento. Si el proceso hacia esa ordenación global no es interrumpido por alguna catástrofe que le haga retroceder, ese proceso conducirá a que los seres humanos nos acostumbremos a una precisa reacción a signos, a que se integre el comportamiento adecuado en la sustancia humana como instinto de la especie. La religión se torna superflua….

 Cuanto más racional y correctamente funciona la sociedad, tanto más es cada uno sustituible, tanto menos diferenciada es su individualidad. La lógica interna de la historia apunta a la abolición no solo de las diferencias de clase, sino de las diferencias entre los individuos, determinados ahora por la colectividad… la humanidad evolucionará hacia una especie unitaria como otros seres vivos, y la fantasía, la religión y el anhelo, el propio pensamiento autónomo aparecerán como una ilusión superada por la especie. Al terror del pasado seguirá un futuro regulado. El caos en el presente y en el futuro previsible es la transición.

Lo que en otro tiempo se denominaba cultura, por muchas razones inseparable de la injusticia todo ello pierde su sentido, y esa pérdida no puede ser reparada.

 EM


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