Lo que se haga ahora ha de ser, pues, al margen. El margen es, paradójicamente, nuestro centro (de actividad) hoy por hoy. Así es necesario trabajar hoy en el territorio cubierto --y aún encubierto-- por el Estado español. Sin esperar la sopa boba de las imposibles subvenciones, o el apoyo de los partidos legalizados. Sin dinero, sin locales. Con imaginación y con ganas. No hay de otra manera. A no ser que los 'frentes culturales' de los partidos marxistas legalizados empezaran a despertar de su terrible modorra. Que no lo creo, a la vista de la línea política desmoralizada, y entreguista, que esos partidos evidencian todos los días en su práctica.
A. Sastre, Escrito en Euskadi: Revolución y cultura, Madrid, Revolución, 1982.
Fa poc va morir Alfonso Sastre però no volem deixar morir el seu testomoni de compromís social ni el seu pensament. Avui sembla que tot se'ns faci vell al cap de poc de néixer i ja semblaria ben normal que, com tants i tants d'altres, se n'anés definitivament riu avall. Ho refusem i proposem mantenir-lo ben present com a focus valuós de cultura i de pensament. Com a rastre a seguir per a fer-ho posem sobre la taula el número 126 de la Revista Anthropos que sobre el seu pensament i la seva obra vam publicar l'any 1991. Ens en fem ressò reproduint un petit fragment de l'editorial d'aquesta publicació:
Es admirable su fuerza creativa, su poder imaginativo, tanto expresivo como teórico, su empeño en inventar un teatro combativo y social a la altura de los tiempos. Pero Alfonso Sastre es mucho más que un dramaturgo. Es ante todo un escritor que sabe lo que quiere y está donde quiere, aunque esto no calme sus más íntimas aspiraciones. Su estética camina siempre al lado de causas justas, marginales, periféricas. Pero su deseo y con su trabajo persigue el que puedan ser formas normales de convivencia firme, libre y pacífica. Su creación recorre toda la gama de sentimientos, desde el entusiasmo y la fe más comprometida, hasta el horror, la distancia y el humor frente a las diversas situaciones en que se ha encontrado y ha tenido que afrontar en su vida: su encarcelamiento, su exclusión y acallamiento en el franquismo, y no menos en la transición democrática y en la actualidad. Sabe no sólo por intuición de artista lo que es un estado policial, terrorista, sino por vital experiencia y elección de quien está al otro lado. En su biografía plantea dilemas terribles que da la impresión de ir resolviendo con ecuanimidad: arte, vida, pensamiento y transformación social de la historia, íntima lucha por la autodeterminación popular frente a los poderes fácticos del terror y la unicidad. Alfonso Sastre es maestro y amigo en tantas cosas, pero sobre todo en una: cómo afrontar la vida desde el arte, desde una determinada sensibilidad cuando se está en el margen y con los marginados, con el lumpen, los vencidos, con aquellos que el capitalismo ha excluido radicalmente del banquete de la vida y de forma definitiva. (...)
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