A l'entrevista que publicava ahir, 5 de gener, elDiario.es hi podem trobar, entre moltes qüestions de gran interès, la que dóna sentit al títol que hem posat a aquesta entrada del blog. Diu així:
¿Cómo explicaría el deber de Memoria, la necesidad de conocer y contar bien la Historia?
Algunos historiadores europeos sensibilizados contra la tergiversación interesada del pasado han mantenido que el primer deber de la democracia es la memoria. Se entiende que en España esta tarea no se iniciara en la transición con todo el aparato franquista aún activo pero no se entiende en modo alguno que no se hiciera nada entre 1982 y 1996. Tengamos en cuenta que en nuestro país fue el impulso social el que tanto desde la historia como desde la memoria exigió y consiguió que se mirara al pasado para dar sentido al presente. Gracias a ese empuje, realizado por lo general por lo que a la historia se refiere desde ámbitos ajenos al mundo académico, se abrieron espacios que la historia oficial había decidido mantener cerrados. Investigación histórica hay de sobra; lo difícil es trasladar ese conocimiento a la sociedad.
Convido els seguidors d'aquest blog a una lectura atenta de tota l'entrevista i del llibre que l'autor publicarà dintre pocs dies amb el títol Por la sagrada causa nacional. Historias de un tiempo oscuro. Badajoz, 1936-1939 (Editorial Crítica).
Trobareu l'entrevista completa clicant AQUÍ.
Comentaris
La entrevista reciente, reproducida en el blog, a Francisco Espinosa autor del libro: Por la sagrada causa nacional. Historias de un tiempo oscuro Badajoz 1936-1939, levanta diversas cuestiones que han estado aparcadas en el itinerario de nuestra democracia y que vuelven a la palestra por más reticencias que hayan producido y que siguen interpelando a esa democracia ya instalada.
El autor destaca que lo ocurrido entonces en Badajoz, como en tantos otros lugares de represión de la Guerra Civil, sigue planteando todavía hoy, después de tanto tiempo, diversas cuestiones pendientes; entre ellas la de la relación entre democracia y memoria. No solo por razones de subsanar el olvido histórico de lo sucedido, ante la imposibilidad objetiva de acceso a fuentes documentales, archivos, etc. o de reparos y miedos a revisitar esas experiencias, recuerdos, sino por la irrelevancia cultural y política de esas memoria para la democracia.
En las teorías políticas de la democracia tal vez no era imprescindible la presencia de las memorias de los vencidos. Se podía entender y emprender la construcción de la democracia sin recurrir a ellas por el nulo papel teórico y práctico que ellas ofrecían, no así en el plano privado moral o sentimental.
Una democracia especialmente tras un conflicto bélico busca levantar el país en ruinas acudiendo a aquellas referencias culturales colectivas que simbolicen y canalicen el vigor, la fuerza, la ilusión por un futuro de paz y prosperidad para todos. Encomendarse a la memoria de los desastres padecidos, sobre todo a la memoria de los que perdieron, no era asunto rentable para tal empresa. Mejor era dejarla a un lado cuando no invisibilizarla para que nunca molestase en tan notable tarea.
Cuando estas memorias emergen, por ejemplo, con la apertura de archivos, fuentes de documentación antes inaccesibles o la difusión de relatos nunca contados, vuelve a hacerse de nuevo presente la cuestión nunca desaparecida aunque ocultada: si es posible nuestra democracia sin esas memorias.
De momento sí se puede constatar que algo le faltaba a nuestra democracia: esas memorias. Sin ellas ¿cómo construir una democracia? Si esto es así el futuro feliz que prometía la construcción obligada de la democracia tal vez no esté delante sino detrás, si tenemos en cuenta también esos pasados dolorosos y su relevancia cultural y política para el presente.
EM
Des de la convicció de que no faltaran mai veus que, al servei dels poders establerts, miraran de tergiversar-ho tot, ja sabem que fins i tot han arribat a negar els camps d'extermini nazis i d'altres genocidis, etc., s'amaguen fosses comunes, es canvia el sentit de les paraules, es munten relats inversemblants... Cada dia s'aprèn més a posar la realitat al propi servei pervertint constantment el llenguatge i negant sistemàticament i sense rubor l'evidència dels fets i el contingut real dels documents que els avalen.