Ens mereixen una atenció especial les reflexions que fa Reyes Mate sobre la actual pandèmia al seu recent escrit "En qué estamos pensando", centrat en la novel·la d'Albert Camus La peste, publicada l'any 1946.
Convidem a llegir-lo íntegrament però aquí en volem reproduir els seus tres últims paràgrafs que acaben amb les paraules que donen títol a aquest escrit: "Qüestionar les nostres certeses i estar disposats a aprendre".
No parece que esas lecciones estén
de más en nuestro caso. En poco tiempo hemos descubierto que lo importante es
la vida. Y sólo podemos estar a favor de la vida si garantizamos la de todos al
tiempo. De poco sirve a los ricos procurarse un bienestar selectivo si no pueden
impedir que el virus ande suelto. A la luz de lo que estamos viviendo quedan en
evidencia las políticas cicateras de recortes o privatización de la sanidad.
Tiene algo de justicia poética que Esperanza Aguirre, azote de la sanidad
pública, haya recalado en un hospital público para curarse del covid-19.
Otra evidencia indiscutible es que
es socialmente más importante una enfermera que Messi o Ronaldo. Algo hacemos
mal cuando se premia tan colosalmente en dinero y en prestigio a un mozo en
pantalón corto cuyo mérito es dar patadas a una pelota, mientras relegamos al
rincón de la insignificancia a la enfermera o al maestro. Si eso se justifica
económicamente, es que estamos ante un sistema económico irracional; y si la
justificación es social, es que la sociedad está enferma.
Se oye decir que en estos breves
días de confinamiento “hemos aprendido mucho”. Pero para que cale hay que
desaprender otro tanto. Sería una pena que las lecciones que nos va a brindar
esta dura experiencia quedaran anuladas por los prejuicios anteriores. Hay que
preguntarse qué política es esa que olvida que lo fundamental es la vida.
Debemos estar ciegos para postrarnos ante una escala de valores que entroniza a
ídolos de cartón piedra mientras ignoramos a esos “honestos profesionales” de
los que hablaba el Dr. Rieux que nos curan o nos educan. Estamos ante una
novedad histórica que obliga a enderezar el rumbo. Para poder captar el mensaje
que nos mandan los que están muriendo y luchando, hay que empezar por
cuestionar nuestras certezas y estar dispuestos a aprender.
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