¿De qué cultura venimos?






Es habitual aceptar que el modelo occidental de cultura en vigor se ha  vertebrado a partir de la Ilustración  en torno a un modelo basado en la autonomía del individuo y de la razón para conocer y para actuar, en la desvinculación del pasado y de la religión como autoridad del pensar y hacer,  y en el ideal del progreso indefinido material, social y moral.
     Todo lo que no correspondía a esta lógica era considerado irrelevante teórica y prácticamente, en el orden del conocimiento y en el orden de la ética-política. Por tanto el coste de esta lógica ha sido y sigue siendo la exclusión, la eliminación, el desentendimiento y olvido de lo que no encajaba en esos patrones.
     Las  consecuencias perversas producidas históricamente como genocidios, deportaciones,  daño social masivo, sufrimiento humano se han visto  como un coste necesario e imprescindible a pagar aunque sin relevancia cultural y política. Cuando se constata que estas consecuencias bajo formas y nombres diversos son una constante  permanente en la historia  se convierten en condición de posibilidad de esta misma lógica tanto en su justificación como en su realización.
     ¿Desde dónde poder abordar entonces esa realidad histórica  que tenga en cuenta también esa otra cara de la realidad, es decir el precio pagado sobre el que se ha montado la historia? Es aquí donde se impone un volver a pensar, revisitar el camino de conocimiento y praxis realizado a partir del reconocimiento de lo que se ha considerado irrelevante.
     En este nuevo itinerario cultural la categoría de la memoria se ofrece como referente ineludible que nos permite hacer presente esa oscura realidad sucedida pero desconsiderada  y también como posibilidad hermenéutica y política de hacerse cargo de lo que ha  sido excluido de la lógica moderna que nos ha configurada hasta hoy.
EM

Comentaris

Ramon Gabarrós ha dit…
Es justifica la barbàrie, els genocidis i les mil monstruositats que s'han produït i es produeixen en la modernitat: "un mal inevitable, un cost necessari del nostre progrés..." S'ignora i es minimitza el sofriment de les víctimes i tot es justifica, ho han justificat fins i tot pensadors ben famosos i eloqüents; el progrés és el déu al que hem d'anar sacrificant víctimes innocents.
Aquest text ens ajuda a veure d'on prové aquesta barbàrie que impregna fins a les consciències a tota la societat. Hem de tornar enrere i fer memòria, analitzar aquests tres punts que provenen de la Il·lustració i que ens han portat on som; només així, des del pensament i des de la memòria podrem fer front individualment i socialment a la monstruositat en què vivim resignadament i sense entendre com s'hi ha pogut arribar. Cap a un canvi cultural en profunditat que pugui obrir perspectives radicalment diferents. El clam de les víctimes ens esperona i ens deixa sense excusa de replantejar-ho tot; per la via del pensament i de l'acció hem de tallar les nostres complicitats.