De "Retratos y naturalezas muertas"

Lo que comprobamos ahora mismo en nuestra cultura es la proclamación del Imperio del falo, la celebración de sus triunfos y sus dones, incluso a través de la admiración diaria del cuerpo masculino de los diversos "Rambos". Todo sigue girando en torno al falo y sus dialécticas: las psicologías y antropologías, la literatura y las artes, pero también los estereotipos sociales que se nos imponen, y la mirada que ponemos sobre el mundo y los hombres y con la que aprehendemos la realidad entera; y eso, tanto entre los que aceptan ese Imperio como entre los que prefieren que el dios esté rodeado de silencio moralizante. El fundamento cultural no se ha movido un ápice.
--Desde luego hasta los feminismos, que podrían parecer fenómenos de subversión de este estado de cosas, semejan simplemente coros de vestales, quizás vejadas, pero sometidas igualmente a su poder, por la sencilla razón de que los feminismos nacen y se desenvuelven en la misma cultura de fundación fálica.
-- En realidad sólo ha habido un acontecimiento que ha roto y desintegrado ese estado de cosas. "Basándose en lo que en los Evangelios se cuenta, pero sobre todo en lo que está implícito en los hechos narrados, se da uno cuenta --dice también Ida Magli-- de que Jesús ha destruido desde la raíz las estructuras básicas de la cultura hebraica y, más allá de la cultura hebraica, ha destruido en realidad las estructuras fundamentales sobre las que se rige el sistema de lo sagrado en la cultura. Estas estructuras principales son: la concepción del tiempo, la concepción del espacio, el mito fundante, el sistema de admisión en el grupo mediante el rito de iniciación, el reconocimiento de una figura de mediador (sacerdote, brujo o chamán), el sistema del tabú o iniciación frente a los iniciados (entre los cuales, en todas partes, están las mujeres y los niños), el ritual y la oración acompañados por acciones que tienden a transformar la realidad (magia). Jesús ha actuado sobre todos estos planos rompiendo de forma explícita y traumática la tradición cultural, y no lo ha hecho sustituyendo los viejos modelos por nuevos, sino que ha afirmado simplemente, dejándolos caer, que son inútiles".
-- Está claro como el agua; y hace ya tiempo que René Girard advirtió que Jesús ha liquidado para siempre esas estructuras fundamentales de la cultura, arruinando totalmente su quicio: el fundamento sacrificial o de victimación en el que se legitima la violencia y se torna sagrada.. Aunque naturalmente, por esto mismo, porque saben muy bien que es su ruina, todos los poderes del mundo: desde el político y el económico al cultural y al religioso, tratan de enmascarar y enmascaran esta destrucción, y la cultura sigue discurriendo por los mismos cauces y asentándose en los mismos fundamentos : la violencia y el poder fálico.

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