Textos de Raoul Vaneigem

Un espai obert i en creixement. Els textos que anem posant van apareixent pel capdamunt. Els posem en la llengua en que nosaltres els hem llegit.

 

El mundo de las apariencias es un teatro de neurosis. Los tics del prestigio, los sobresaltos, la mueca despectiva. la mirada militar, los rasgos endurecidos, la voz afectada, tantas puertas cerradas de golpe a los deseos de vivir, tantos nudos corredizos apretados sobre el goce,, tantos desahogos futuros en humillaciones zalameras, apatía, abulia, ganas de destruirse. ¿Acaso no sería suficiente un solo momento de verdadera felicidad para disipar esta bruma irrisoria? 

[El libro de los placeres, pàgina 110]

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Necesitamos seres que lleven dentro de sí una gran fuerza de ternura. Solo esa fuerza es capaz de alejar de nosotros lo que pueda amenazar o enturbiar nuestra voluntad de ser felices.

Un nuevo modo de percepción está sustituyendo poco a poco a la vieja razón mercantil. La materia pensante del cuerpo es el pensamiento de la vida, desde el aura mental hasta la radiación celular.

La escuela está dondequiera que aprendamos a vivir, a restaurar el instinto de vida que el trabajo de supervivencia ha transformado durante siglos en reflejo de muerte.. No hay conocimiento cuyo uso no tengamos que descubrir de nuevo en el proyecto de humanización que será el de los siglos por venir..

Cada uno tiene algo que enseñar. Por eso la educación será hecha por todos y para todos. La sinergia de las creaciones implica el fin de la competición y de la rivalidad, el fin del reflejo predatorio.

Está apareciendo un estilo de vida que nace de la preeminencia creciente de la condición humana sobre la condición mercantil: un estilo de vida que apuesta por el crecimiento y la propagación de la voluntad de vivir capaz de revocar el miedo, la culpabilidad, la coacción y el aburrimiento mediante el ejercicio de la creatividad y el afinamiento de los deleites.

El disfrute no tolera la apropiación. Los placeres de la vida afinada escapan del control de la mercancia y sus amos.

Puesto que el don de la generosidad humana pertenece a la gratuidad de la vida, revoca toda forma de intercambio, sacrificio, culpabilidad, deber y obligación.

Mientras haya prisiones, yo no seré un hombre libre; mientras los niños sean maltratados y malqueridos, mientras las bestias sean azotadas y sacrificadas, mientras se sigan destruyendo los árboles y los paisajes, mientras los hombres se comporten como depredadores de la naturaleza y de su propia especie, yo no seré enteramente un ser vivo. Pero cuanto más se vaya firmando el derecho a la vida como la verdadera igualdad, tanto menos habrá prisiones, represión, malos tratos, depredadores y barbarie.

Cuando hayamos presentido que lo humano es el único valor y el único punto de encuentro de nuestras diversidades, ningún sistema de pensamiento, de ideas ni de creencias tendrá el poder de imponerse por medios inhumanos.

                                    [Per una internacional del gènere humà]

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La gratuidad es el arma absoluta del goce. Es la base para pasar de la acción individual a la práctica colectiva. Así como el rechazo de la supervivencia creó el movimiento de 1968, la vida finalmente reivindicada inaugurará la era de la autogestión generalizada.

El ritmo de la sociedad mercantil ha empujado demasiado a los cuerpos a bailar la danza del miedo, del desprecio, de la humillación, de la venganza, la danza del carnívoro, del cazador, del policía, del terrorista, del burócrata. ¿No presienten ahora el paso felino e impredecible de los partisanos de la vida a ultranza, los guerrilleros del goce, los poetas de la autonomía repentinamente unidos en una fuerza irreprimible? 

Tal como existe una contaminación de la relación mercantil, también existe un contagio de la voluntad de vivir. Es ahora cuando vamos a asestar el tiro de gracia a la civilización de muerte no por la fuerza de las cosas sino por el goce que la disuelve.

Las crisis se multiplican, son incontables las sacudidas que estremecen el viejo edificio estatal y económico. Pareciera que todo lo que se necesita es una gran carcajada para derribarlo. 

[El llibre dels plaers, pp. 67-68]

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En un mundo donde solo la gratuidad está absolutamente prohibida, todo está permitido excepto el goce. Ante los ojos de las religiones, todo placer era pecado. Así reflejaban, en el cielo de la mercancia, la perspectiva castradora de la necesidad de producir. Pero la ganancia es tal que ahora los placeres se emancipan del pecado: se redimen comprándose y su aparente libertad no es más que una subyugación incluso mayor a la economía devuelta a su verdad terrenal.. Al igual que el trabajo asalariado, los placeres pueden obtenerse al precio de coste de una vida de proletario.

No habrá emancipación del proletariado sin una emancipación real de los placeres.

                                            [El llibre dels plaers, pàgines 40-41] 

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Lo que el pensamiento situacionista ha aportado a la conciencia revolucionaria apenas comienza a trazar un camino. Mientras que la burocratización del movimiento obrero , el colapso de las imposturas de la emancipación (socialismo, leninismo, trotskismo, maoísmo, izquierdismo y los demás), el consumismo y la transformación de la práctica política en clientelismo han sumergido al proletariado en el desconcierto hasta el punto que está en todas partes y no se reconoce en ninguna, las ideas difundidas por los situacionistas son las únicas en oponer una crítica radical a ese totalitarismo del dinero que se derrumba destruyéndolo todo a su paso y propagando , como una peste emocional, el lamentable reflejo de la autodestrucción.

En la perspectiva de la vida por crear lo que va a cambiar el mundo, erradicando la perspectiva de la muerte que ha dominado hasta ahora las sociedades y los humores. El proyecto de autogestión generalizada está en el centro de las luchas llevadas inseparablemente por los individuos y las colectividades para reapropiarse de una vida cotidiana que el capitalismo mundial arruina en nombre del beneficio.

Los situacionistas no profetizaron nada. Solamente colaboraron en el trabajo de zapa de la historia, que anuncia hoy el fin de la explotación de la naturaleza, del trabajo, del intercambio, de la depredación, de la separación de sí, del sacrificio, de la culpabilidad, de la renuncia a la felicidad, del fetichismo del dinero, del poder, de la autoridad jerárquica, del desprecio y el miedo a la mujer, de la subordinación del niño, de la ascendencia intelectual, del despotismo militar y policial, de las religiones, de las ideologías, de la represión y de sus liberaciones mortíferas. Ellos solo pusieron las bases de una internacional del género humano.

[Raoul Venaigem, "La internacional Situacionista hoy", a Revista Anthropos, 229, pàg. 32]

 

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